Hoy se han celebrado los XXVII 100 km Pedrestres de la Comunidad de Madrid.
En principio sobre un “llamado” circuito cerrado de 10 km al que había que dar
diez vueltas, en el barrio de Vallecas. Nuestro entrenador, Antonio Gallardo,
histórico corredor popular de Madrid (no hace falta aquí recordar su curriculum
como corredor, pero solo recordar que es uno de los pocos corredores que ha
corrido todas las maratones de Madrid y el único de ellos aun capaz de correr
una maratón por debajo de 3 horas). Antonio ya ha corrido otras veces 100 km
(hace un par de años fue segundo absoluto en los 100 km Madrid-Segovia) y no
abandona una carrera por cualquier motivo.
Antonio llevaba preparando meses esta cita y estaba ilusionado porque
llegaba preparado y pensaba que podía hacer un buen papel (y como decimos en
nuestro mundo “pillar cacho”).
Todo el grupo se entrenamiento se ha volcado hoy en la carrera, tratando de
animarle y compañarle a lo largo del trayecto. Ha sido un ejemplo más de cómo
el atletismo, siendo un deporte individual, también es un deporte de equipo. Y todo se ha visto frustrado por la desastrosa
organización, una vez más auspiciada por la R.F.E.A., que parece que en vez de
velar por los intereses de los corredores se preocupa mucho más de figurar y “pillar”.
Hoy, por 35 euros de inscripción, una camiseta normalita, escaso
avituallamiento y lo más alucinante, un circuito abierto al tráfico. En la mayoría de los tramos, ni
siquiera unos conos que protegieran a los corredores. A primeras horas de la
mañana, con el tráfico escaso, no existía riesgo para los corredores, pero a
medida que avanzaba la mañana de domingo, en un país sin cultura de carreras
populares (“ya están aquí estos gilipollas corriendo y dando por saco en el
tráfico”) los nerviosos conductores,
incluyendo autobuses y camiones de la basura, atosigaban cada vez con más
peligro a los corredores. Los pocos
policías municipales, no solo no daban preferencia (y protección) a los
corredores, sino que ¡a veces paraban a los corredores en un cruce para que
pasaran los coches!. Algo inaudito en un campeonato oficial.
Después de siete vueltas, setenta kilómetros, y de un par de incidentes con
peligro con conductores nerviosos, Antonio se ha retirado. No lo han retirado
ni el cansancio, ni los calambres, ni una lesión. Lo ha retirado una calamitosa
organización auspiciada por la R.F.E.A. Para colmo no le dejaron pasar por el
arco para acabar la séptima vuelta, acogiéndose a una estricta aplicación de la
normativa de la carrera. Ya podían haberse acogido a otros principios que
aseguraran la seguridad de los corredores.
Una vez más, una vergüenza. Lo siento Antonio, no te merecías esto y ellos
no se merecían tenerte en esta carrera.