domingo, 29 de diciembre de 2013
Resumen 2013
Se me ha ocurrido graficar mi evolución, por un lado, en los km y ritmos de entrenamiento de los últimos años (los que tengo registrados) y por otro, mis tiempos en 10k, media maratón y maratón. Solo una conclusión, si quieres mejorar, entrena más y mejor.
sábado, 23 de noviembre de 2013
La decadencia de MAPOMA
Hace años, MAPOMA
era la Maratón número 1 de España. Fue la primera gran Maratón popular de
España y es la maratón de la ciudad más grande de España. Pero año tras año, la
Maratón de Madrid se ha ido empeñando en convertir la carrera en un negocio,
olvidándose de los maratonianos. Cada año, más fallos de organización, peor
bolsa del corredor, peor trato a los maratonianos. Con la obsesión de llenar la
Castellana de gente para poder hacer una buena foto, han colocado una media y
un 10k para engañar a los incautos con cifras que pretenden demostrar que es ‘la
maratón más grande de España’, como muchos periodistas narraron el pasado mes
de abril. MAPOMA, para los maratonianos que la corremos, una carrera cada año peor.
Pese a que cada año sube un poco el número de “finishers” la carrera no
consigue realmente despegar como ha hecho Barcelona, y con seguridad va a hacer
Valencia.
¿Qué hacen
Barcelona y Valencia que no hace Madrid?. Los próceres de MAPOMA (a los que
ahora se ha unido el sonrisas Chema Martínez) debieran hacer una profunda
reflexión sobre lo que están haciendo bien otras maratones y lo que ellos están
haciendo cada año peor. La Maratón de Madrid tiene historia, un recorrido
mítico y bonito, una fecha perfecta,… Pero es inadmisible el trato que se da al
corredor y los fallos garrafales de organización que año tras año no se
corrigen. La publicidad cada año engaña a unos cuantos, pero el boca a boca es
poderoso y está haciendo estragos a la carrera.
Queremos un
Maratón de Madrid fuerte, importante. Y si hay que dar un paso atrás para
saltar más lejos, a lo mejor hay que replantearse muchas cosas, como la
organización de una Media y un 10k que mucho molestan a los maratonianos que
son los que debieran ser protagonistas.
Los números, que
se expresan en esta gráfica y figura, cantan. O se hace algo, o en pocos años
MAPOMA no tendrá maratonianos.
"Finishers" | 2008 | 2009 | 2010 | 2011 | 2012 | 2013 |
Barcelona | 7634 | 8132 | 10115 | 12467 | 16010 | 14776 |
Madrid | 7335 | 7954 | 7663 | 8001 | 9569 | 10164 |
Valencia | 3107 | 5682 | 9648 |
domingo, 20 de octubre de 2013
100 km Pedestres de la Comunidad de Madrid: vergonzoso
Hoy se han celebrado los XXVII 100 km Pedrestres de la Comunidad de Madrid.
En principio sobre un “llamado” circuito cerrado de 10 km al que había que dar
diez vueltas, en el barrio de Vallecas. Nuestro entrenador, Antonio Gallardo,
histórico corredor popular de Madrid (no hace falta aquí recordar su curriculum
como corredor, pero solo recordar que es uno de los pocos corredores que ha
corrido todas las maratones de Madrid y el único de ellos aun capaz de correr
una maratón por debajo de 3 horas). Antonio ya ha corrido otras veces 100 km
(hace un par de años fue segundo absoluto en los 100 km Madrid-Segovia) y no
abandona una carrera por cualquier motivo.
Antonio llevaba preparando meses esta cita y estaba ilusionado porque
llegaba preparado y pensaba que podía hacer un buen papel (y como decimos en
nuestro mundo “pillar cacho”).
Todo el grupo se entrenamiento se ha volcado hoy en la carrera, tratando de
animarle y compañarle a lo largo del trayecto. Ha sido un ejemplo más de cómo
el atletismo, siendo un deporte individual, también es un deporte de equipo. Y todo se ha visto frustrado por la desastrosa
organización, una vez más auspiciada por la R.F.E.A., que parece que en vez de
velar por los intereses de los corredores se preocupa mucho más de figurar y “pillar”.
Hoy, por 35 euros de inscripción, una camiseta normalita, escaso
avituallamiento y lo más alucinante, un circuito abierto al tráfico. En la mayoría de los tramos, ni
siquiera unos conos que protegieran a los corredores. A primeras horas de la
mañana, con el tráfico escaso, no existía riesgo para los corredores, pero a
medida que avanzaba la mañana de domingo, en un país sin cultura de carreras
populares (“ya están aquí estos gilipollas corriendo y dando por saco en el
tráfico”) los nerviosos conductores,
incluyendo autobuses y camiones de la basura, atosigaban cada vez con más
peligro a los corredores. Los pocos
policías municipales, no solo no daban preferencia (y protección) a los
corredores, sino que ¡a veces paraban a los corredores en un cruce para que
pasaran los coches!. Algo inaudito en un campeonato oficial.
Después de siete vueltas, setenta kilómetros, y de un par de incidentes con
peligro con conductores nerviosos, Antonio se ha retirado. No lo han retirado
ni el cansancio, ni los calambres, ni una lesión. Lo ha retirado una calamitosa
organización auspiciada por la R.F.E.A. Para colmo no le dejaron pasar por el
arco para acabar la séptima vuelta, acogiéndose a una estricta aplicación de la
normativa de la carrera. Ya podían haberse acogido a otros principios que
aseguraran la seguridad de los corredores.
Una vez más, una vergüenza. Lo siento Antonio, no te merecías esto y ellos
no se merecían tenerte en esta carrera.
miércoles, 16 de octubre de 2013
Maratón de Chicago, 2013
Hace poco más de
un año, cuando ya tenía todo preparado para viajar a Chicago para correr la
maratón, un accidente de moto me metió en un quirófano para ser operado de mi
rodilla izquierda tres días antes del día que tenía que correrla. Cuando se
abrieron las inscripciones para este año, me apunté corriendo para sacarme la
espina de la frustración que supuso no poder correr esa maratón. Once meses
después de aquello y tras un verano duro preparando la maratón, me apareció un
dolor junto al tendón de Aquiles del pie izquierdo, que al principio ignoré,
pero que pronto no solo no cesaba con el descanso, sino que aumentaba día tras
día incluso parando de correr. Parecía que la maratón de Chicago estaba gafada.
De todas formas parece que siempre pasa algo antes de una gran maratón.
Aparecen dolores, se baja el rendimiento, entran los nervios,… Pero esta vez el
dolor es real, intenso y duradero. Me puse en manos de mi fisio, y después de
varias sesiones, combinadas con descansos y entrenamientos suaves, cuatro días
antes de la carrera estaba en un avión volando a Chicago con un dolor sordo y continuo
cerca del tendón de Aquiles. Los que hemos hecho de correr maratones parte de
nuestra vida, parece que nos cuesta rendirnos ante una posible lesión que puede
ir más allá de la próxima maratón. Quizás por eso me llevo para el avión el
libro “¿Por qué corremos maratones?, a ver si, más que otra cosa, me reafirmo
en mi voluntad de correr con dolor.
Porque correr, voy a correr.
Previo a la
maratón.
La “segunda
ciudad”, la “ciudad del viento”. Los indios que la habitaban la llamaron
Chicago, que significa “campo de cebollas maloliente”. Chicago es una ciudad
preciosa. Impresiona por muchos motivos. Es la primera ciudad del mundo que
tuvo rascacielos, y no cualquier rascacielos. Después del incencio que destruyó
la ciudad a finales del siglo XIX, no hay arquitecto que se precie en el mundo
que no tenga un edificio singular en Chicago. Edificios que compiten en
soluciones innovadoras, espectacularidad, belleza. Chicago es un muestrario de
arquitectura moderna. Pero además es mucho más. En Chicago hay arte, innovación,
música (jazz!), vida,… El hecho de que
el tiempo que nos acompañó fuera soleado y cálido, hizo que la ciudad brillara
de una manera especial. Sus edificios, el río Chicago, el lago Michigan, sus
museos, sus vistas desde arriba (espectacular tanto desde el Hankcok como desde
el Willis) y desde ‘enfrente’ (el skyline nocturno desde el planetario es de
película), sus rincones, parques (incluyendo el Millenium),… hacen de esta
ciudad algo realmente singular. Además la ciudad es muy amigable desde el punto
de vista del transporte público (se puede llegar a todos sitios en autobús o en
metro) y de sus amables habitantes del medio oeste, que reciben al visitante
sin los modos de otras grandes ciudades. Solo sorprende lo dados que son a
montar escandaleras con el claxon cuando algo les obstaculiza. En Chicago, más
concretamente en la Northwestern University, nació a finales de los cincuenta
la Ciencia e Ingeniería de Materiales, disciplina de la que vivo y que adoro, y
es también el campus de esta Universidad un paraíso frente al mar que es el
lago Michigan.
La feria del
corredor.
Podríamos
definirla como “americana”, en su sentido más peyorativo. Enorme. Colorida.
Multitudinaria. En la feria tomas contacto por primera vez con los voluntarios
de la maratón, que como en otras carreras que he corrido en EE.UU. son
espectaculares en su trato a los corredores. Amable es poco. Se desviven por
los corredores y por ayudarles en aquello que necesiten. La organización tiene
varios “shuttle” hacia la feria que está un poco perdida. Y allí, cientos de
puestos, como siempre con material deportivo y con publicidad de otras
carreras. No me pareció barata, pese a lo cual se hacía caja de forma
compulsiva (no a mi costa). Me sigue pareciendo increíble los precios que ponen
las multinacionales del ramo a camisetas, zapatillas,… Sobre todo a las que
conmemoran la maratón que se va a correr, cuya vida es muy efímera.
El día de la
carrera.
La carrera, su
primera oleada, en la que yo salía, empezaba a las 7.30. Yo me levanté a las
4.30 a desayunar (con el cambio horario no tiene mucho mérito), y a las 5.45 me
fui hacia la zona de salida, en el parque Grant (al sur del parque Milenium, el
centro de la ciudad).
Me levanté con un
talón mucho más dolorido que los últimos días, pese al quasi-reposo, por lo que
por mi cabeza pasaban todo tipo de malos augurios. Eso, junto a la ausencia de
entrenamientos serios en el mes anterior a la carrera (7 salidas cortas en 30
días, menos de 60 kilómetros) hizo que me planteara una carrera muy distinta a
la que hubiera soñado cuando entrenaba en el mes de Agosto y hacía mis tiradas
largas.
En el metro, y en
el camino del metro a la entrada del recinto de salida (estrictamente prohibido
a todo aquel que no llevara un dorsal), riadas de corredores en mitad de la
noche, a la luz de las bien iluminadas calles del centro, especialmente la
calle Michigan, que corre paralela al parque.
Había varias
puertas de entrada. Cerca de la que me tocó, un homenaje a una estación de
metro de Paris, ciudad en la que se inspiró la Chicago post-incendio en el
diseño de sus calles. El guardarropa estaba a pocos metros de la playa (Chicago
tiene playas) y junto a la fuente
Backingham, preciosa, y lugar de visita
turística ahora cerrado para nosotros. Se ven muchos corredores por todos
lados, nerviosos, haciendo cola en los servicios móviles, tomando bebidas
isotónicas o energéticas, abrigándose porque hace algo de fresco. Para mi
gusto, la temperatura perfecta, sin el temido viento de Chicago. El día
perfecto. Qué lástima de talon.
Tras dejar mis
cosas en el ropero, decido quedarme para correr con mi camiseta corporativa de
‘tiras’ y una manta gentileza de una línea aérea que luego tiraré. Me dirijo al
corral B, inmediatamente detrás de donde está la élite. Y allí a esperar el
momento de salir.
Como en todas las
carreras en EE.UU. y después de un minuto de silencio por las víctimas de
Boston, en un sepulcral silencio, se canta a capela el himno americano. En esta
ocasión, miles de corredores se sumaron al coro, resultando un momento de gran
solemnidad. Tras presentarse por megafonía a las estrellas que iban a correr,
comienza la carrera.
La carrera.
Temperatura
perfecta, ambiente extraordinario, motivación,… Todo perfecto si no fuera por
mis piernas faltas de entrenamiento en la recta final y por un talón-tendón
tocado y dolorido. Decido arriesgar y marcar un buen ritmo, pero con el
objetivo de correr de 5 en 5 kilómetros. Para mí la carrera iba a ser de cinco
kilómetros, al final de los cuales decidiría si empezaba otro tramo. Mi
objetivo era llegar al primer control, luego al segundo,… Cuando pasé la media
maratón, con las piernas más pesadas que en otras ocasiones, sabía que podía
acabar, y el dolor de las piernas empezaba a apagar el dolor de mi pié.
La carrera es
espectacular. Pasa por todos los barrios de Chicago (“loop”, “magnificient mile”,
parque Lincoln, “Little Italy”, “Greektown”, incluyendo el barrio chino, donde
todos los voluntarios son chinos. Avituallamientos prácticamente contínuos de
isotónicas y agua, luego platanos. En el km 30 geles. Todo impecable (salvo que
solo había controles de tiempo cada 10 kilómetros). Y los voluntarios, de
matrícula de honor. Animación en todo el recorrido, estilo americano, gritando
y empujando a los corredores. “Recuerda que has pagado por esto” leo en una
pancarta.
La carrera es
rápida, prácticamente plana. Solo se suben los pequeños puentes y al final una
ligera cuesta para entrar de nuevo al parque Grant. Después de dos horas
corriendo se nota el calor y se empieza a hacer más dura, especialmente en mi
caso donde mis piernas dejaron de responder mucho antes de lo que hubiera
querido. Puede mantener el ritmo que me había impuesto hasta pasado el km 35 y
luego, a sobrevivir. Con todo bajé cinco minutos de 3horas 30min. Mi 4º mejor tiempo.
La llegada,
re-entrada al parque Grant es espectacular. Miles de personas desgalillándose
por empujarte a la meta. Meta que al final llega con esa enorme mezcla de
sentimientos que solo se pueden entender si se ha pasado por allí. Alegría,
satisfacción, orgullo, emoción. Y otra vez los voluntarios. Felicitándote,
cuidando de ti. Te ponen la manta térmica, la medalla, te dan de beber, hielo,…
Te hacen sentir importante (¿no sería posible enseñar a los voluntarios de
MAPOMA cómo se hace esto?).
En la llegada un
superfiestorro con música en directo para corredores, familiares y amigos (eso
si, las consumiciones a cuenta de cada uno).
Una maratón más
compartida con mi hermana Beatriz que me apoyó de forma entusiasta, con Marc
Manzano, compañero de fatigas, y con unos nuevos amigos, Mari y Ernesto. Ha
sido mi maratón número 21. Mi séptima maratón fuera de España. Mi cuarta
“major”. Como todas, está más por ser la última y por todo lo que pasé hasta
llegar a la meta, una maratón realmente especial.
lunes, 22 de julio de 2013
I Maratón Misteriosa (Trescasas, Segovia)
El pasado
domingo, el 21 de Julio, corrí una Gran Maratón, la I Maratón Misteriosa
(Trescasas, Segovia). Fue una maratón misteriosa, clandestina, que corrimos 24
amigos en un circuito abierto y que conseguimos acabar 21. Es la maratón con
menos participantes que he corrido (hasta ahora era Toral de los Vados,
León). Una maratón puede ser grande por
muchos motivos: por su organización, el número de participantes, el entorno,… Y
esta es una Gran Maratón por muchos motivos. La ha organizado Javi Sanz,
coleccionista de maratones, que además la corrió con nosotros. Otra cosa no
será, pero de Maratones, Javi sabe. Y ese saber, junto con un inmenso cariño,
lo ha volcado en la organización de esta maratón. En el empeño le ayudaron su
familia y la de su (nuestro) amigo Luis Barba, que por colaborar renunció a
correrla, lo que aún le da más mérito. Luis coordinó el avituallamiento, en el
que también colaboraron nuestras mujeres y acompañantes. Gracias a todos ellos
vivimos una experiencia inolvidable.
Previo a la Maratón.
Mi mujer Ana y yo
nos presentamos en la Casa del Tío Telesforo el viernes por la noche. Javi nos enseñó con
detalle la casa, en la que todo es un homenaje a la Maratón. Cada habitación
está dedicada (y decorada) a una gran maratón (de entre las muchas que Javi ha
corrido): Marrakech, Pekín, Roma, Paris, Londres, Berlin, Nueva York,… Nuestra
habitación era la dedicada a Berlín, la número 3, que fue además el dorsal que
se me asignó para la carrera. La casa está decorada con mucho mimo, y se ve que
con mucho cariño. En el salón podemos encontrarnos una vitrina con todas las
medallas de las maratones corridas por Javi. En el sótano hay un fabuloso
gimnasio. Frente a la casa nos encontramos el Pico de la Atalaya, que supone un
reto permanente a todos los corredores que visitan la casa. Existe el reto de
conseguir el mínimo tiempo corriendo hasta la cima y vuelta, campo a través. El
record actual está en 53 minutos. El sábado por la tarde, antes de la maratón,
Javi (de nick Hinojo en el Foro de Carreras Populares) se pegó una subida de
aperitivo en menos de una hora. Javi Sanz homologa los tiempos de los que se
atreven. La casa del Tío Telesforo es un buen sitio para pasar unos días para
corredores que quieran un lugar agradable para correr, en un entorno muy bonito
y con un buen gimnasio para complementar los entrenamientos.
El sábado lo
dedicamos a turismo, que en la zona donde estamos es de muy alto nivel: La Granja,
Pedraza, Palacio de Riofrío,…
Por la noche,
cena de la pasta, organizada en la casa rural. Macarrones con tomate y pollo a
la plancha regado con cerveza y vino.
La organización.
Podríamos decir
que muy buena. Teniendo en cuenta el tipo de carrera que era, perfecta. Es una
maratón clandestina, por lo que no podemos esperar calles cerradas,
indicaciones,… Se organizaron tres grupos a tres ritmos para evitar pérdidas,
pero además uno de los participantes, Gerardo, hizo de ‘corredor escoba’. El
avituallamiento perfecto, como en las mejores carreras. Agua y bebidas
isotónicas. Control de paso en cada avituallamiento. Dorsales personalizados
(cortesía de Carreras Populares), y al final, platano, turrón, cerveza, más
agua e isotónicas y hasta trofeo de “finisher”. ¿Se puede pedir más a una
carrera así, donde además no hay inscripción?. Piscina disponible para darse un
baño al final.
La carrera.
La carrera es un
reto para cualquier maratoniano. Es un circuito en asfalto, con algunos
pequeños tramos que se corren en una vereda de tierra y con un buen desnivel.
Como decimos los corredores, “dura de cojones”.
Antes de las 8 de
la mañana, casi una hora antes, la casa andaba revolucionada. Los nervios
previos a toda maratón. Nos fuimos aglomerando corredores y familia en la
puerta de la casa, donde iba a ser la salida. Allí foto histórica. Y Javi tuvo
otro gran detalle. Nos trajo, para dar la salida, a Agustín Fernández, campeón
de España de Maratón en 1975 y dos veces olímpico de maratón, todo un lujo.
La carrera
empieza cuesta abajo, en dirección a Segovia. Pese al ambiente festivo que había
antes de la salida, los primeros kilómetros los hicimos en silencio, un
silencio un poco raro. EL ambiente estaba muy húmedo por la lluvia que había caído
por la noche, y pese a que la temperatura era agradable, la alta humedad nos
puso a sudar a todos rápidamente. El grupo que iba a 4horas 30 minutos, se
quedó rápido descolgado, pero el resto arrancamos juntos. Ibamos tan callados,
que Angelín, llegó a decir “¿qué pasa, que ya os estáis reservando para el hachazo final, cacho perros…?”. Era una
maratón de amigos, pero una carrera, aunque misteriosa, es una carrera. El
ritmo era algo más rápido de lo previsto, pero era cuesta abajo y aun no hacía
mucho calor.
Pronto nos
llevamos la primera alegría, en el km 5 con el primer avituallamiento. Allí
estaban nuestras parejas y amigos con los primeros ánimos…
AL llegar a
Segovia, primeras dudas al callejear, pero al final no había pérdida, había que
subir al Alcázar. Subir significa cuesta enorme. Primera pendiente potente
y por primera vez se rompe el grupo de delante. Nos ponemos en fila. Tremenda
cuesta. Después de coronar el Alcázar, comienza un suave descenso por el centro
de Segovia hasta llegar al Acueducto, donde empieza otra vez la pendiente hacia
arriba. Hay que “subir” hasta la granja. Para entonces un gran grupo se había
vuelto a formar en la cabeza de la carrera.
Se van sucediendo
los avituallamientos y las anécdotas.
Pasado Segovia, hacia el 20, se retiran Angelín y Antonio (Angelín iba a
correr solo 10 ó 12 porque venía tocado). Pasada la media, casi nos arrolla una
manada de vacas jaleadas por sus pastores a caballo. Cruzaban la CL-601 y a
punto estuvimos de despistarlas hacia la carretera. “Que me la montáis…!!!”,
gritaba el pastor, y qué razón tenía. En ese tramo es cuando más temíamos la
aparición de la Guardia Civíl (íbamos por un carril bici donde estaba prohibido
circular peatones), pero no aparecieron. Pasada la media, preciosa vista del
Embalse del Pontón Alto.
Y sigue la cuesta
hacia la Granja. Y se vuelve a romper la carrera. Al coronar, otro avituallamiento y enfilamos
hacia Valsaín por un precioso camino. Por equivocación cogimos un sendero
lateral (para evitar la carretera) que nos metió una cuesta de pendiente increíble,
y de propina. A la vuelta no dejamos el sendero de la carretera, claro. De
pronto, sin una nube encima de la cabeza, nos cayó un chaparrón. Javi Martín
comenta “claro, en una Maratón misteriosa, lluvia misteriosa…”. No nos vino mal
porque ya hacía mucho calor.
Al volver a
entrar en la Granja, y después del avituallamiento, enfilamos los jardines del
Palacio, dentro de los cuales alcanzamos el punto más alto de la carrera. Pese
a la dureza, un lujazo. Los guardias del Real Sitio alucinaban. Luego nos
contaron los compañeros que llegaron detrás que al final hasta hacían de guía
del camino a seguir. Al legar al Mar, nos damos la vuelta y empezamos a bajar.
Es el momento de la verdad de todas las maratones, allí donde no queda nada de
lo que echar mano, allí donde no se sienten las piernas y uno se pregunta dónde
están las rodillas.
Pero antes de
llegar a casa, la carrera tenía otra sorpresita. Entre el 34 y el 38 una cuesta
largúiiiisima. Cuando parecía que acababa, seguía y seguía. Cuando por fín
llegas al cruze que lleva a la Casa, a la meta, oigo a Javi sanz que venía
detrás “hay que dar una revuelta para completar el recorrido!” y,
efectivamente, miro el GPS y marca poco más de 41 km. Efectivamente hay que dar
una revuelta al pueblo. Y hacia allá me dirijo con Javi Martín que se había
puesto a mi lado un par de kilómetros antes. La revuelta se hizo eterna. Al
final vimos la casa y llegamos. Una más. Cansados, pero muy, muy satisfechos.
Orgullosos de haber participado en esta I Maratón Misteriosa. Al final fueron
43 km (según el GPS).
Aplausos de los
ya llegados, familia, amigos. No hay una multitud, pero nos sentimos igual de
bien. Y según van llegando los compañeros (y nuestra única compañera, la brava
Idoia), vamos acogiéndolos con cariño y aplausos. Cuando llega Julio Verdejo,
con Gerardo, últimos en llegar, estamos todos esperándoles con una ovación: “campeones,
campeones, oe, oe, oe”.
Inolvidable.
Aquí va la
clasificación de los afortunados que hemos corrido esta carrera:
1. Carlos Utrilla 3:41
2. Teo F. Conde 3:41
3. Miguel Campos 3:47
4. José Luis Ramos 3:47
5. Melchor Sáiz-Pardo 3:47
6. Raphael Curtil 3:47
7. Andrés Fernández 3:49
8. Javi Muñoz 3:57
9. José Manuel Torralba 3:57
10. Javi Sanz 3:58
11. Javi Martín 3:58
12. Jorge García 4:06
13. Pepe Turón 4:11
14. Emilio Diago 4:11
15. Abel de Frutos 4:11
16. Ray Naranjo 4:40
17. Luis Simó 4:46
18. Idoia Esnaola 5:01
19. Antonio Huerta 5:01
20. Gerardo Sánchez 5:35
21. Julio Verdejo 5:35
Angel Granizo (retirado en el 20)
Antonio Jurado (retirado en el 20)
Francisco Saavedra (retirado en el 30)
3. Miguel Campos 3:47
4. José Luis Ramos 3:47
5. Melchor Sáiz-Pardo 3:47
6. Raphael Curtil 3:47
7. Andrés Fernández 3:49
8. Javi Muñoz 3:57
9. José Manuel Torralba 3:57
10. Javi Sanz 3:58
11. Javi Martín 3:58
12. Jorge García 4:06
13. Pepe Turón 4:11
14. Emilio Diago 4:11
15. Abel de Frutos 4:11
16. Ray Naranjo 4:40
17. Luis Simó 4:46
18. Idoia Esnaola 5:01
19. Antonio Huerta 5:01
20. Gerardo Sánchez 5:35
21. Julio Verdejo 5:35
Angel Granizo (retirado en el 20)
Antonio Jurado (retirado en el 20)
Francisco Saavedra (retirado en el 30)
La post-maratón.
Acabamos
celebrándolo en un asador cercano (por el que pasamos dos veces en la carrera)
con comida típica segoviana: picadillo, judiones, morcilla,… y claro cochinillo
y cordero a elegir. Por culpa de la ley
antitabaco no pudimos ver a Hinojo disfrutar de su puro de finisher, aunque si
pudimos oírle cantar un par de arias.
¿El futuro?.
Javi dice que la
II Edición es un misterio. Solo espero que si se organiza, los que ya la hemos
corrido tengamos enchufe para poder volver a correrla.
Aquí está el
recorrido.
sábado, 8 de junio de 2013
UC3Marathon: más que una pasión compartida.
Cortesía de Carlos J. Bernardos |
Ayer celebramos la comida de fin de temporada en casa de Pepa. Ya es una tradición que todos los años, al acabar el curso, Pepa nos invita a comer una paella (precedida por cuantiosos aperitivos y casi siempre un salmorejo). Entre todos llevamos para beber, y Carlos (el Teleco) suele preparar su ya reputado tiramisú. Este año acompañado de bizcocho y filloas.
Nos hemos juntado más de quince “miembros”
del grupo y una vez más ha sido un rato fabuloso con bromas, risas, buena
comida y bebida, compañerismo,… Poco a poco hemos ido configurando un grupo muy
variopinto, donde convivimos personas de todos las esferas de la
Universidad, junto con amigos que nada que tienen que ver con la Universidad,
pero que han sido atraídos y absorbidos por el grupo y que ya son parte
nuestra.
La vida Universitaria es compleja, llena de trampas, recelos, a veces
traiciones y falta de compañerismo, especialmente entre personas de diversos
estamentos y distintas culturas universitarias. En UC3Marathon coincidimos
personas de todas las esferas y todas las culturas (al menos de la Escuela), y
somos más que un grupo que comparte la pasión por correr. Hemos llegado a ser
el sueño teórico de lo que debiera ser la “actividad prototipo extra-curricular
universitaria”, lo universal, que aglutina en un mismo proyecto estudiantes,
profesores, personal administrativo,… Y hemos llegado hasta aquí no solo sin la
ayuda de las estructuras y autoridades académicas, sino a pesar de ellas. Hemos
conseguido superar la inercia negativa de las jerarquías (para los que
curiosamente a veces parece somos una molestia) para llegar a configurar un
grupo compacto, solidario, motivado,… creo que podría decir que ejemplar. La
rivalidad solo aparece cuando se cruzan apuestas con torrijas (otra de nuestras
tradiciones). Somos amigos que compartimos los triunfos (los buenos resultados
de uno son de todos), las decepciones (los malos resultados los asumimos todos),
las lesiones (las lesiones de uno también son de todos) y por supuesto muchos
buenos momentos. La semana que viene muchos del grupo correremos una carrera
por la casa de campo y después nos regalaremos un picnic debajo de un pino,
donde volveremos a echar unas risas.
Ayer echamos de
menos a los que no pudieron estar con nosotros, porque como en esas familias
que se quieren, cuando falta alguien el resto añora la ausencia. Pero también
disfrutamos de los nuevos “atletitas” (como nos llama Antonio, nuestro
entrenador y en parte responsable de lo que somos) que han compartido por
primera vez esta tradición y que enriquecen, y mucho, el grupo.
viernes, 17 de mayo de 2013
Maratonianos expoliados. No importa, son africanos.
Se levantaron muy
temprano para evitar que ningún retraso les impidiera llegar al aeropuerto de
Nairobi a tiempo para coger el avión que les llevaría a algún lugar de Europa y
de allí a Londres. Venían juntos desde Eldoret, la meca mundial de los
corredores de fondo. Hoy, la meca de los maratonianos. No hay lugar en el mundo
que haya producido más campeones en la historia del atletismo.
En el autobús hay
pocas bromas. Aunque muchos pertenecen a la élite más selecta, la maratón de
Londres es un momento de gran importancia en su temporada. Importante por
muchos motivos. Los que van a hacer de liebre, porque se van a embolsar un buen
dinero, probablemente su principal ingreso del año. Los que van a competir,
porque además del fijo de salida, si alcanzan un puesto arriba de la
clasificación, definitivamente habrán hecho el año. Y mucho más. Londres es una
Major, Una de las maratones más seguidas del mundo donde si uno hace un buen
papel, son muchos los ojos que estarán allí tomando nota. Además es una maratón donde se pueden dar las
condiciones para una buena marca. Una MMP o un record quizás. Todos se juegan
mucho en Londres. Por eso el ambiente es un poco tenso, porque todos tienen
mucho que perder, y lo de menos es el prestigio.
La mayoría de los
maratonianos africanos negros de élite, no ostentan de su poderío atlético. Y
menos cuando están entre ellos, donde todos tienen la facultad de correr muchos
kilómetros seguidos por debajo de tres minutos. Se miran en silencio con esa
mirada profunda que se te clava en lo más hondo del alma. Desde esa mirada se
adivinan los sacrificios de los últimos meses. Esos meses doblando
entrenamientos. Los más de 250 kilómetros semanales. Las tiradas largas. Las
series de calidad. Parte de ese tiempo en el entorno perfecto de Eldoret, en
altura y corriendo por sendas de arcilla.
A pocos
kilómetros del aeropuerto, se produce un atasco y sin saber cómo ha ocurrido,
tres hombres armados entran en el autobús que desvían de la carretera
principal. Todos miran con los ojos muy abiertos. “No puede ser”. De forma metódica
van expoliándoles uno a uno. Dinero, material deportivo, pasaportes… Todo se va
por la borda. Alguno se pone muy nervioso al ver cómo Londres se va por el
desagüe y esos desalmados, violentos, la toman con los atletas. Les golpean,
les causan lesiones. En unos pocos minutos todo acaba.
Esto ocurrió unos
días antes de la pasada Maratón de Londres. He buscado la noticia por internet
y no la he encontrado. Ni en la prensa local ni en la prensa internacional.
Nada en la prensa europea. Ni radio, ni televisión.
Solo una
pregunta: ¿qué hubiera ocurrido si algo parecido le pasa a media docena de
futbolistas de la segunda división de futbol de España?
lunes, 29 de abril de 2013
Carta abierta a los organizadores de la Maratón Popular de Madrid
He participado en 7
Maratones de Madrid, la primera en el año 2004 y la última el pasado domingo.
Si dejamos a un lado el aspecto sentimental de que “es la maratón de mi
ciudad”, en las primeras ediciones que corrí me sentí muy orgulloso de lo que
considero “mi maratón”. Una buena organización, un trato al corredor correcto,
muy buena bolsa del corredor, trato cariñoso en la llegada, buen
avituallamiento en meta,…
Desde esas primeras
participaciones (y no han pasado muchos años) veo con gran preocupación cómo la
carrera se está convirtiendo en un gran negocio (no sé exactamente para quien),
donde el trato a los corredores de maratón se ha deteriorado de forma
exagerada, y donde el boca a boca de las redes sociales están convirtiendo la
Maratón de Madrid en una carrera totalmente desprestigiada, eso si, entre los
corredores. Pero no se olviden que una gran maratón no la hacen nunca los
medios, sino los corredores.
Dejando a un lado las
cosas positivas (que aún quedan), centrémonos en las negativas. A los que
corremos maratón, no nos gustan muchas de las cosas que están sucediendo en
esta carrera.
No nos gusta la
manipulación de cifras. Entendemos lo importante que es la foto de la Castellana
llena de corredores, pero no entendemos cómo se manda el mensaje a los medios
de que “26000 personas correrán la maratón”, cuando mucho menos de la mitad
realmente se atreven con la distancia. Entendemos que es una manipulación burda
que a la larga perjudica a la carrera. Además, no nos gusta una salida
compartida con gente que corre a otros ritmos y que claramente nos perjudican a
los que debiéramos ser los protagonistas (los maratonianos). En otras maratones
donde se hacen coincidir varias carreras, las salidas no son al mismo tiempo
para no perjudicar a los maratonianos. Ya es bien conocido en el mundo de las
maratones la manipulación de cifras de la Maratón de Madrid (desde hace años),
donde la diferencia entre los supuestamente inscritos y los que acaban es muy
distinta (el pasado domingo, entre las tres carreras no acabaron más de 20000
de 26000 supuestos inscritos).
No nos gusta el trato
que nos dan en la Maratón de Madrid. A la pifia del “guardarropa a distancia”
del año pasado, se ha pasado al esperpento de este año. Doce (¡¡¡DOCE!!!)
furgonetas para alojar bolsas de más de 20000 personas hicieron que la gran
mayoría de corredores pasaran más de media hora peleando por dejar sus cosas
(impidiendo llegar a los cajones de salida con el tiempo suficiente que
requiere una carrera de este tipo). Muchos no llegaron a tiempo a la salida.
Muchos iniciaron la carrera cargando con sus pertenencias que tuvieron que
dejar en el camino a algún familiar o amigo. Y en la llegada, el guardarropa
parecía un mercadillo donde cualquiera se podía llevar cualquier bolsa. Todas
nuestras cosas tiradas por el suelo (menos mal que al final no llovió) sin
ningún control ni vigilancia (ya hay videos en youtube que dan auténtica
vergüenza). ¿Esa es la gran imagen que queremos transmitir?.
Si se ponen corrales
de salida, hay que poner controles a la entrada de los corrales. Si no ¿para
qué? ¿Y de que sirven los corrales si los ritmos de 10k. media y maratón son distintos?.
Hemos pasado de tener
una de las mejores “bolsas del corredor” a la bolsa más cutre que recuerdo de
todas las maratones que he corrido. De los tiempos en los que había varias
camisetas, regalos, chubasquero, mochila,… a la bolsa de este último maratón
donde lo único que había además de la camiseta es una jarra con pegatina. Y el
detalle más cutre:¡un solo imperdible para colocar el dorsal!
Cuando uno llega a la
meta después de 42,195 km espera varias cosas. Lo primero que te abriguen y,
sobre todo, conseguir tu medalla. Para los maratonianos populares la medalla
del maratón es el bien más preciado. El pasado domingo se acabaron las
medallas. Cientos de corredores, muchos de ellos extranjeros, se fueron sin
medalla jurándose no volver nunca más. Y en todos los maratones, la medalla “te
la ponen”, no te la tiran envuelta en una bolsa. Y esperamos un avituallamiento
suficiente y bien organizado. Después de una maratón no estás para hacer colas
y el domingo, las colas para coger un zumito o una barrita eran de cientos de
metros. Yo opté por no hacerlas. Todavía recuerdo los tiempos en los que había
caldo caliente y una buena cerveza esperándote.
Y no nos gusta el
recorrido. Ya sabemos la cantinela de la orografía de Madrid. Pero siete
kilómetros por la casa de campo y preparar el final de la carrera cuesta arriba
no tiene sentido (más que para el burócrata que diseña sobre plano). Solo
organizando la carrera al revés se ganaría mucho, pero claro, eso implicaría
cortar más tiempo el tráfico. Mucho me temo que acabaremos dando dos
vueltas por Madrid Rio para no molestar.
Me parece estar oyendo los argumentos de que en lo fundamental (atención médica, servicios,...) es una "buena maratón", pero hasta en eso nos estamos quedando atrás: cabinas W.C. cerradas en el recorrido, patinadores sin reflex ni vaselina a partir de la mitad de la carrera, ausencia de apoyo sanitario en todo el recorrido de la casa de campo (ni un solo ciclista, ni un solo patinador,...). Es cierto que un cáncer de la carrera son los corredores con dorsales falsificados que sin ninguna consideración utilizan todos los servicios (e incluso entran en meta con todos los honores), pero eso no es excusa para una organización que debe ser capaz de controlar este problema.
Me parece estar oyendo los argumentos de que en lo fundamental (atención médica, servicios,...) es una "buena maratón", pero hasta en eso nos estamos quedando atrás: cabinas W.C. cerradas en el recorrido, patinadores sin reflex ni vaselina a partir de la mitad de la carrera, ausencia de apoyo sanitario en todo el recorrido de la casa de campo (ni un solo ciclista, ni un solo patinador,...). Es cierto que un cáncer de la carrera son los corredores con dorsales falsificados que sin ninguna consideración utilizan todos los servicios (e incluso entran en meta con todos los honores), pero eso no es excusa para una organización que debe ser capaz de controlar este problema.
¿Por qué no aprenden
de cómo las grandes maratones cuidan a los corredores? Y no hace falta que se
vayan a las grandes Maratones. Dense una vuelta por la maratón de Barcelona, la
de San Sebastián, la de Sevilla, Castellón,… Nos dan mil vueltas.
Qué pena. Es la
Maratón de mi Ciudad y no puedo hablar bien de ella.
domingo, 21 de abril de 2013
La semana de las dudas
Una vez más, a
una semana de una Maratón (esta vez la maratón de Madrid), empieza la semana de
las dudas. Mi amigo Javi Sanz le llama a este conjunto de sensaciones “lascagaleras de la muerte”. Yo le llamo “la semana de las dudas”. Dentro de siete días,
si todo va bien, a estas horas habré terminado mi maratón número 19. La última
vez que estuve en esta tesitura, no era consciente de que al día siguiente un
accidente iba a acabar de manera tajante con todas esas dudas (pero eso es otra
historia). ¿Por qué la semana de las dudas? Da igual el número de maratones que
hayas corrido, da igual que conozcas todas las sensaciones que se viven en una
maratón, da igual cómo hayas entrenado, todo da igual. Hoy, después del último
entrenamiento serio para la maratón, empieza la semana de las dudas.
Ya está todo hecho.
En esta semana solo queda trotar algo para mantener el tono muscular y cuidar
un poco la alimentación. Ya no hay vuelta atrás y ya poco podemos hacer. Pero
te asaltan mil dudas sobre lo que ya has hecho: ¿habré entrenado suficiente?¿habrán
sido suficiente las tiradas largas que he hecho? ¿Corrí los suficientes kilómetros
por semana? Dudas sobre las sensaciones que se sienten: pesadez de piernas,
cansancio por los meses de entrenamiento (físico y mental), nervios,… Cualquier
dolorcito se interpreta como algo grave, cuando muchas veces solo está en tu
cabeza. Y dudas sobre la carrera que te espera: ¿hará buen tiempo, calor frío,
lluvia,…? ¿qué llevaré puesto? ¿Qué cenaré la noche antes, qué desayunaré? Y
mucho más ¿podré aguantar el ritmo que me asegure el tiempo que busco? Dudas,
mil dudas. Casi todas ellas consecuencia de los nervios que produce siempre
enfrentarse a una maratón. Cuando no has corrido ninguna, por eso mismo. Cuando
has corrido muchas, por eso mismo.
Dudas, muchas
dudas.
martes, 16 de abril de 2013
Yo también soy bostoniano
La Maratón de
Boston no es una maratón cualquiera. Hay muchas circunstancias que la hacen especial.
Es la maratón popular más antigua del mundo, la maratón moderna pionera (se
corre desde 1897). Es la única de las grandes maratones que se corren ‘en
línea’, lo que imposibilita que se puedan batir records homologados. Es una de
las maratones con mayor participación femenina (normalmente más de un 40%). Se
corre en lunes, el día de los Patriotas (el tercer lunes de Abril de todos los
años), día donde se conmemoran algunas batallas de la guerra de la
independencia. Es, creo, la primera
maratón que impuso para participar tiempos de cualificación, por lo que no es
sencillo poder correrla. Boston es, en definitiva, una gran carrera por muchos
motivos, lo que hizo que fuera incluida desde el principio en las Marathon
Majors (hoy son seis maratones en el mundo con esta categoría, además de
Boston, Nueva York, Chicago, Londres, Berlín y Tokio).
Hace tres años
corrí la Maratón de Boston (fue ‘mi primera Major’) y fue una experiencia
única. No solo la Maratón en sí misma, sino todo lo que viví en el entorno de
la Maratón fue inigualable: la organización, los voluntarios, la ciudad volcada
en la carrera. Porque es en Boston donde uno se da cuenta cómo una ciudad se
puede integrar en una carrera, más que la carrera en la ciudad. Allí todo el
mundo vive la Maratón, mucho más que en ningún otro sitio. La Maratón es parte
de Boston, y de los bostonianos. Viven
la maratón como algo muy especial y más de medio millón de personas jalean y
empujan desde el ganador hasta el último en cruzar la meta. En la crónica que escribí a mi vuelta de
Boston, reviví como pude presenciar, más de ocho horas después de empezada la
prueba, a la última persona en cruzar la meta. Era una mujer muy mayor,
anciana. La carrera estaba oficialmente cerrada. Sin cronómetros, sin
voluntarios esperando. Pero la ciudad respetó el circuito y la llegada hasta
que ella cruzó el arco de meta, protegida por un coche de policía y aplaudida
por cientos de personas que aún estaban allí animando.
El atentado de la
Maratón de Boston, no solo ha matado y herido a personas. Estoy convencido de
que la ciudad se siente virtualmente agredida
y todos se sienten víctimas, porque su Maratón, su carrera, ha sido atacada.
Después de haber participado en esa carrera, de donde me traje tantos buenos
recuerdos, tantas buenas sensaciones, yo me siento, para siempre, ciudadano de
Boston. Y este atentado también lo siento contra mí. Hoy más que nunca yo
también soy bostoniano.
sábado, 23 de febrero de 2013
Cosas que se dicen y no se deben decir a un maratoniano.
Gracias a una idea que tomé del blog Sosaka Runner abrí el tema a debate en foro de "Carreras Populares". ¡Y el tema está dando mucho de sí!. Véase la recopilación:
No veo que estés
perdiendo peso.
Correr es aburrido.
¿Por qué te preocupas tanto por un dolorcillo de nada?.
¿Estás seguro de que correr una maratón es sano?.
Vaya pies más feos tienes.
Ya casi estamos ahí, ya no queda nada.
No me puedo creer que TÚ vayas a correr una maratón.
¿Cuánta distancia vas a correr en esa Maratón?.
¿No te sientes culpable dejando a la familia sola todo ese tiempo que dedicas a correr?.
¿Cómo has quedado? ¿en qué puesto?
Los negritos ya hace rato que pasaron
Ya no vas a ganar
Correr es aburrido.
¿Por qué te preocupas tanto por un dolorcillo de nada?.
¿Estás seguro de que correr una maratón es sano?.
Vaya pies más feos tienes.
Ya casi estamos ahí, ya no queda nada.
No me puedo creer que TÚ vayas a correr una maratón.
¿Cuánta distancia vas a correr en esa Maratón?.
¿No te sientes culpable dejando a la familia sola todo ese tiempo que dedicas a correr?.
¿Cómo has quedado? ¿en qué puesto?
Los negritos ya hace rato que pasaron
Ya no vas a ganar
¿Ya no corres?
Verás cuando tengas 60
años ...
Lo que no te gastas en tabaco te lo dejas en zapatillas
Lo que no te gastas en tabaco te lo dejas en zapatillas
¿ Por qué corres si ya
estas delgado ?
Tu corres mucho porque tienes mucho tiempo libre, si yo tuviera el tiempo que tienes Tu.has quedado el ciento y pico !(a lo mejor de una carrera de 5000 personas), ¿ y para eso entrenas tanto ?
¿ No crees que ya no tienes edad para ir por ahí dando carreras ?
¡ Como se nota que trabajas poco, si trabajaras lo que yo no te quedarían ganas de correr tanto !
Tu corres mucho porque tienes mucho tiempo libre, si yo tuviera el tiempo que tienes Tu.has quedado el ciento y pico !(a lo mejor de una carrera de 5000 personas), ¿ y para eso entrenas tanto ?
¿ No crees que ya no tienes edad para ir por ahí dando carreras ?
¡ Como se nota que trabajas poco, si trabajaras lo que yo no te quedarían ganas de correr tanto !
¿Cómo vas a correr con el
calor que hace?
... a las pocas semanas, te dice la misma persona: ¿Cómo vas a ir a correr con lo que llueve?
... a las pocas semanas, te dice la misma persona: ¿Cómo vas a ir a correr con lo que llueve?
y tanto correr para venir
ahora a beber cervezas...
Poniendo ladrillos te
quería yo ver, tanto correr y tanta mierda.. :)
Y donde recojo tus huesos?
( esta frase de buen rollo).
Una maratón dices ...., de 10 km? ( de gente muy cortita).
Pero tu...., tu no estas bien , a todos los que os da por correr, estais locos ( de mi médico favorito)
Una maratón dices ...., de 10 km? ( de gente muy cortita).
Pero tu...., tu no estas bien , a todos los que os da por correr, estais locos ( de mi médico favorito)
Que esas palizas que te
metes no tienen que ser buenas.
Hay que llegar a viejo lo mejor posible. Esta es para enmarcarla jajajaja
¡A ver si va a ser que correr maratones es de gilipollas!
Hay que llegar a viejo lo mejor posible. Esta es para enmarcarla jajajaja
¡A ver si va a ser que correr maratones es de gilipollas!
Parece que otra vez andas
cojeando, ¿has corrido otra maratón?
Un pico y una pala te daba yo.
Y la hierba de tu padre sin segar
Este año no estás tan moreno como el año pasado, ¿has entrenado menos?
Un pico y una pala te daba yo.
Y la hierba de tu padre sin segar
Este año no estás tan moreno como el año pasado, ¿has entrenado menos?
Tú pégate al negro
Encima teneis que
pagar.....
No bebas mas cerveza que mañana no ganas.
No bebas mas cerveza que mañana no ganas.
¿No estás demasiado delgado?
¿Y cuánto hay de premio?
Correr es de cobardes
¡Pues si que te vas lejos
a correr un maratón!
¿Te llevo en coche a...?
(al pueblo de al lado, es que estaba ya casi allí jeje) Para continuar diciendo: te vas
a mojar
¿ Y TU TIENES HUEVOS DE CORRER UNA MARATON?
Continuará...
sábado, 26 de enero de 2013
Correr bajo cero: Helsimborg, Suecia
Varias veces ha corrido en Suecia, especialmente en Helsinborg. Por motivos de trabajo, de vez en cuando he venido a esta pequeña ciudad sueca que está en frente de su homónima danesa, Helsingorg. Una pequeña lengua de agua separa las dos ciudades, los dos países. De cuando en cuando, se hiela y se puede pasar andando. Cuando hicieron el puente (de Malmo) que une estos dos países, parecía que este hubiera debido ser el lugar apropiado, pero al parecer aquí las corrientes son grandes y el mar muy profundo. Aún les queda el ferry para pasar al otro lado. Al lado del ferry está el Hotel Marina Plaza, un hotel muy agradable con bonitas vistas y una sauna con vistas al mar en la quinta planta. Muchas veces he dormido en este hotel y siempre entro y me voy con buenas sensaciones. Tiene un gran patio interior, que de día es muy luminoso y de noche es acogedor. EL hotel está junto al puerto desde el que, pasando junto un antiguo edificio de aduanas, se puede pasear (y correr) por un camino junto al mar que acaba convirtiéndose en algo parecido a un paseo marítimo. Este paseo conduce a la pequeña playa de Helsimborg, playa que invaden los suecos tan pronto sube un poco la temperatura y sale el sol. He corrido muchas veces en Suecia, pero casi siempre (excepto una vez en Höganäs que corrí con nieve) con buen tiempo. Esta vez, con una ola de frío recorriendo Europa, de forma excepcional, estamos a -7, -10 ºC… Venía preparado para tal temperatura, o al menos yo lo pensaba, pero la compañía aérea con la que vine, decidió por mi que esta semana no iba a correr. Y tenía ganas de correr por muchos motivos, entre otros comprobar si era posible correr ‘a gusto’ a esa temperatura. Después de cuatro días, por fín mi equipaje llegó, y con él mis pertrechos para correr con frío: mayas, verdugos, guantes, ropa térmica… Uno de mis colegas también corría y decidimos aventurarnos juntos.
Antes de salir
había que decidir cuantas capas ponerse y de qué ropa. Ambos optamos por una
primera capa de ropa de alto nivel antitérmico, segunda capa también de manga
larga (tipo sansilvestre-vallecana) y una tercera capa cortavientos (estábamos
al lado del mar). Por abajo yo pensaba ponerme doble maya, pero mi compañero no
tenía y le cedí una de las mías. Por supuesto guantes, gorro, verdugo,….
Aqui tenéis el recorrido.
viernes, 11 de enero de 2013
Correr en dos continentes: Estambul
Aunque facturé
una maleta para poder traerme las zapatillas, pensaba que me iba de Estambul
sin darme una carrerita. Llegué anteayer y no había tenido un minuto libre. El
día que llegué por culpa del retraso del avión fue imposible. Ayer, todo el día
en una reunión de trabajo y hoy la cosa iba por el mismo camino. Al final, la
reunión se disparó y acabó antes de lo previsto. Iba a poder darme una vuelta
por esta impresionante ciudad, y además, iba a poder cumplir con mi ritual
viajero: procurar correr en todas las ciudades que visito. Después de una
rápida visita al Gran Bazar y un largo paseo por la ciudad, me dispuse a hacer
mi particular turismo en zapatillas.
Desde la puerta de mi hotel (el Kalyon, en la península Eminoyu, Av.
Kennedy) hay una excepcional vista del Mar de Marmara y del Bosforo) y desde
allí comienza mi trote. Son las 4 de la tarde, casi anocheciendo, con esa luz
mágica que ilumina el Cuerno de Oro. Iba, por primera vez, a entrenar en dos continentes
a la vez: Europa y Asia. Por la Avenida Kénnedy voy bordeando la península en
dirección al puente Galata, a través del cual voy a pisar el otro continente
(Asia). Una vez al otro lado del Cuerno Dorado, corro por la calle Tersana y
regreso a Europa por el puente Ataturk. Antes paso por el mercado de pescado,
junto al puente, todavía con gente bullendo. Hace frío, exagerado por la brisa
marina. Cientos de pescadores a ambos lados de los dos puentes, y gran atasco
de coches en ambos nexos entre los dos continentes. El sol casi se ha ido y la
luz es mágica. A la vuelta, antes de llegar otra vez al puente Galata,
espectacular imagen de la mezquita Yeni Cami y de todas los minaretes de la
zona vieja (Eminoyu). De vuelta por la Av. Kénnedy y con todo el océano de
frente regreso a mi punto de partida. Para completar unos pocos kilómetros más
sigo hasta otro mercado de pascado donde se puede elegir lo que se va a comer.
Ya es de noche y regreso por el mismo camino al hotel. Al final han sido 13 km
entre los dos continentes.
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